Déjame

Déjame las ilusiones frágiles, el camino largo y culebrero, tu voz cautiva, tu acento extraño, el sabor perfecto de tus besos.
Déjame la paz del agotamiento, déjame tus piernas, tus siembras, tu aliento.
Déjame contarte que ya no me enamoro, déjame mentirte, cada día un poco, deja tu sonrisa, espera me acomodo, mi monotonía, mis cursilerias y antojos.
Déjame tus sueños cubiertos de a poquito, déjame tu espacio, en mi cama calientito.
Deja de quejarte, no me dejes en otoño, deja que te cante, vallenatos a mi modo.
Deja el arcoiris que no dejó la tormenta, déjame el silencio, de cuando presupuestas.
Deja que las palabras vuelen por encima, y que la incertidumbre abrace lo que escriba.
Y déjame tus huesos para hacerme una sopa, déjame tu boca, para casarme contigo.
Deja la bobada, siempre la vergüenza, es de madrugada, nadie ya te espera.
Déjate de cuentos que la vida es una sola, déjame tu espalda, colócate la ropa.
Déjame tu historia para disfrutar de ella, déjame el peligro de las canciones bellas.
Déjame poesías escritas con móvil, déjame escucharte, para entrar y salir de tu misterio, para lograr buscarte, más allá de los encuentros.
Deja provocarte las más raras fantasías, déjame decirte que te pienso cada día, déjame cuidarte, como si un día fueras mia.

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