Independence Day

El 20 de Julio de 1810 se efectuó en Santa Fe el Grito de Independencia, por eso el pueblo colombiano está celebrando por estos días, el Bicentenario. La fiesta se espera por todo lo alto. En Barranquilla, se ha confirmado que Petrona Martínez le devolverá al Joe Arroyo, el homenaje que este le hiciera alguna vez, cuando cantando sus canciones, vendió cientos de miles de discos y muy cerca de ahí, en el municipio de Malambo, se presume que el fantasma de Michael Jackson volverá a aparecer, esta vez cantando el himno nacional en inglés.

En el panorama internacional, el odontólogo y cantante vallenato Peter Manjares cantará junto a Alfredo Gutiérrez en la Plaza Mayor de Madrid, y los norteamericanos han tenido la gentileza de regalarle al pueblo colombiano, tres bases militares y el mantenimiento durante 10 años de 800 empleados del departamento de Defensa estadounidense y 600 contratistas militares en distintas zonas del país.

Por su parte, el gobierno del Presidente Uribe, reiteró que el 20 de Julio presentará al Congreso de la República el nuevo impuesto de guerra que deberán pagar 17.200 contribuyentes, con el objetivo de recaudar 1.24 billones de pesos.

Apuntando

Roberto: -”Mira yo llevo tres años aquí, me he gastado casi 10 mil euros renovando el NIE como estudiante. He trabajado repartiendo flyers, administrando un locutorio, editando videos, preparando  hamburguesas. He encontrado 5 o 6 trabajos en mi profesión pero nadie me quiere hacer el famoso contrato.”-

Isabela: -“Yo me casé con un español, fue un infierno, pero ya estoy saliendo de eso.”-

Pedro: Yo me devuelvo, no aguanto mas. Lo he dicho varias veces pero ahora es en serio, llevo 5 años sin lograr los papeles de trabajo. No puedo seguir matriculándome en cursos que no sirven para nada.

Natasha: A mi me encnata Barcelona, así me quede ilegal, no me devuelvo. Nadie entiende lo que es vivir en mi país. - Martì, y tu de donde eres, qué haces aquí?


Martì miraba lejos. El horizonte no se notaba, la noche se tragaba el mar frente a él. Llegó a esa reunión por casualidad, gracias al amigo de una amiga de su primo. Acababa de llegar de Andalucía. Su trabajo allá se concentraba en la frontera: pateras y narcóticos, al emnos eso decían sus superiores. En Barcelona no tenía mas que a su primo. Martì no quería responder la verdad, no quería explicar que su trabajo consistía en detener posibles inmigrantes en la calle, pedirles papeles y si no los tenían, llevarlos a los centros de reclusión de indocumentados para tramitar su deportación. -“Soy camarero”- afirmó.


Verónica: Yo también soy camarera, me gano 1000 euros hace 4 años y medio. Como trabajo en negro, me tengo que dar por bien servida, logro enviar 500 euros a mi madre en mi país, que esta realmente muy mal, intentando sacar adelante a mi hermanito.


Martì se enamoró de Verónica esa misma noche. No fue pesar, ni lástima. No lo hizo para remediar su culpa ni vio en ella sexo fácil. Verónica tenía unas piernas hermosas y bailaba samba como las diosas. A Martì nunca le enseñaron a mover sus caderas, la música del Caribe jamás la escuchó, confundía Puerto Rico con Costa Rica mientras cantaba canciones de Metálica sin saber hablar inglés. Aprendió a disparar desde hacía cinco años y esa noche lo intentó de muchas formas, pero a Verónica nunca pudo darle, en el corazón.

La revancha del loco

Mientras almorzaba entró el primero, el segundo, el tercero, el cuarto, el quinto y el sexto. En los 40 minutos que tardé comiendo frente al televisor, el equipo alevín del Fútbol Club Barcelona -niños entre los 12 y 14 años- destrozaron las redes y la moral, del Real Valladolid. Al final del encuentro, mientras el arquero del Valladolid lucía irreparablemente consternado, la estrella del Barça, un niño camerunés con piernas de pantera, pulmodes de acero y 1,75 de alto daba unas declaraciones tan sensatas como convencionales en un castellano perfectamente pronunciado. Miré los espaguetis que me comía con la convicción de que en el 2019 este niño tendría 10 veces el dinero que hoy hay en mi cuenta además de mucha disciplina y pocas travesuras. Seguramente muchos logros, pocas derrotas, ninguna cana y una historia que contar: como siempre, la historia que se impone, la de los ganadores.


José René Higuita Zapata, alias el El Loco nació en Medellín el 28 de Agosto de 1966 y cuando pudo convertirse en un gran sicario, decidió intentar ser el mejor portero del mundo. Llegó al noveno puesto, marcó mas de 40 goles y le dio al fútbol colombiano la primera Copa Libertadores de América. Sus piruetas en las canchas del mundo, por fuera del area delimitada, no figuran en las estadísticas de la FIFA, pero si en la memoria de los niños de mi generación. Quienes jugábamos sin árbitros ni táctica, parando el partido cada vez que un carro pasaba por el medio de la cancha, delimitada por cuatro piedras que formaban dos arcos en la mitad de la calle.


En 1991 El Loco viajó a España para jugar con el Valladolid pero no tuvo suerte y abandonó el equipo a mitad de temporada. Como broma del día de los inocentes, en diciembre de 2008 se publicó en un diario vallisoletano que Higuita se desempeñaría como entrenador de arqueros en ese club. Media ciudad tembló, la otra media se burló, yo estoy convencido que si hubiese sido cierto, la cara de este arquerito del Valladolid que hoy la tele trasmite con tanto morbo, no tendría el mismo aspecto. No me extraña que su equipo hubiese recibido la misma cantidad de goles, -al fin y al cabo se enfrentaban a chicos mucho mas fuertes- pero estoy convencido que él se habría levantado sonriente y confiado, se habría quitado los guantes como tantas veces se los quitó Higuita, para volvérselos a poner sin pensar en el dinero, retando a todos, pidiendo revancha para hacer del deporte un juego y del juego, su pasión.