Compañera

Ni me quitarán el sueño ni me quitarán la salsa, ni me impondrán banderas, ni uniformes, ni fronteras, ni almas.
Y no escribiré maquinando, hacia donde van las máquinas, escribiré en directo, como terapia.
Porque un día cualquiera amanecerá y el alba, cargada de primavera, me dirá en silencio, que no ya no puede más.
Por eso prefiero, el camino difícil al fácil, si caminando por el primero, me encuentro con los demás.
Les juro, les prometo, no me quitarán el baile, ni los abrazos de mis amigos, que son la casa que se construye, en el más acá. Y no dirán entonces que las calles han sido de nadie, porque esta ciudad es infinita, como la montaña, como el mar.
Querrán decir de mi optimismo, que es ingenuo y es ridículo, que el mundo es una mierda y mucho más dirán. Pero no me quitarán la dicha del discurso propio, de la mirada distante, de la incredulidad.
Así nos encontraremos, contigo y con el raro, el diferente, el insolente, el que no quiere lo mismo, aquel que no piensa igual. Y lucharé por su espacio, tan valioso como el mío, porque me recuerda desde donde es que puedo yo mirar.
Y así con tranquilidad, al final de la jornada, cuando caiga la noche, por fin descansaré de la causa de no luchar por ninguna causa.. distinta a la de descansar.

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