Un Quillero en la nevera.


-“Yo te digo la capital de tres países del mundo y tu tres capitales de América Latina, si yo gano, tu me compras un Bon Ice y si tu ganas... te lo regalo”-

Cuatro meses después y a mas de mil kilómetros de distancia, estoy bajando por la estrecha calle que separa el Planetario Distrital de la Plaza de Toros de Bogotá cuando a la distancia escucho un grito por parte de un personaje vestido de azul que sujeta por el cuello una nevera con cuerpo de pingüino.
-“Hey Juniorista!”- me grita!

Me reí y saque pecho con ilusión, sintiéndome mas barranquillero que nunca. “Yo te digo la capital de tres países del mundo y tu tres capitales de América Latina, si yo gano, tu me compras un Bon Ice y si tu ganas... te lo regalo”- Me resistí a pensar que Bon Ice promoviera la geografía con el objetivo de vender su producto y el acento caribe del personaje no me dejo duda que se trataba del mismo man.
-“La vez pasada te pregunte por la capital de Burkina Faso, de Irlanda y de Emiratos Árabes y no se si me jodiste, porque yo tampoco me las se... tu me preguntaste por Paraguay, Panamá y cuando pensé que ganaría... me preguntaste la de Aruba”- El tipo no decía nada pero me miraba con la ingenuidad del mamador de gallo natural, esa que brota por los poros de la gente buena.
–“Lo que no entiendo es ¿qué carajo haces aquí?”- Le pregunté antes que dijera nada.
-“Pa’ que veas mi llave... la vaina en Barranquilla está tan jodida, que toca venirse a vender hielo a la nevera!”-

Me puse la mano en el pecho, justo donde estaba el escudo del Júnior, -“pero fresco, que hoy ganamos compadre...” a lo que respondió, -“Oranjestad”- Y como se dio cuenta que no entendí, agregó: -“no es mentira... esa el la capital de Aruba”-
Di media vuelta, desabroche la chaqueta y baje rápido las escalinatas como queriendo que toda Bogotá recordara lo que poco le importaba, Júnior VS River Plate en Barranquilla.

Eran algo así como las 7:40pm y mientras mi alma se desplazaba al estadio Metropolitano, entre música del Joe y la champeta proveniente de los picós en las aceras de la avenida Circunvalar, mis manos se agarraban de los barrotes oxidados del bus que en plena 7ma, estaba a reventar de cachacos y otros andinos parecidos. Todo el mundo permanecía sujetado por la inercia de la cotidianidad, la vida ahí adentro, apretujada de malos olores, temores y bolsillos vacíos, parecía estar conforme, o al menos resignada a permanecer en silencio.

Unos 45 minutos mas tarde, cuando mis amigos debían estar buscando un espacio para sentarse en un estadio al que oficialmente le caben 56.000 espectadores pero al que le meten sin ningún problema 75.000, yo aún estaba caminando por la 13, entre correas de cuero, zapatos puma, afiches de Millos, DVD piratas e invitaciones a conocer colegialas que por 20mil pesos hacen lo que les pidas. No había tiempo para pensar, para leer, ni para escuchar, lograr pasar por entre el mar de personajes y cemento capitalino era lo único importante, pues en cualquier momento el partido empezaría.

El bar-restaurante-casa de mis amigos músicos mantenía la puerta abierta y un letrero que decía: esta noche “Júnior Tu Papá, contra el pobre River”
Casi 15 minutos mas tarde, Marcelo Salas solo había tocado una vez el balón, River no había llegado a nuestra área y ya yo pedía la segunda Águila. En el minuto 23, “el Torito” Martín Arzuaga, se preparaba a disparar un tiro libre.. y un -“dele Arzuaga, dele hermano!” - me hizo caer en cuenta que en el bar no solo habían costeños. Encontré entonces a rolos, caleños, paisas y hasta pastusos, unos tomando Pilsen, otros Costeña, pero todos haciendo fuerza por un equipo de guerreros del Caribes, todos en una misma ciudad, todos con el sueño de aportarle, al mismo país.

Acaba la primera parte sin goles, el noticiero del entretiempo anuncia que Maradona se quedará 10 días mas en Cartagena para recuperarse, minutos mas tarde parecía que el estadio mas grande de Colombia caería al suelo cuando Omar Pérez le hace un globito a Constanzo, pero Zapata saca la pelota de la raya. Júnior Hace un gran partido, contra uno de los equipos mas importantes del continente. Juegan de tu a tu pero ninguno logra finalizar y parece que la cosa quedaría en tablas. Pero como el Júnior, el River, el Fútbol, los argentinos y los colombianos somos como somos, en el minuto 90, un penal para los gauchos se convierte en el primer gol y en el minuto 95, uno que pocas veces existe, anotan el segundo, para poder sentenciar la victoria, o mejor, la derrota.

Costeños, cachacos, paisas, caleños y pastusos lo lamentamos, Bogotá se puso mas gris, mas fría, mas silenciosa, mas inhóspita. Uno de los anfitriones tomó el micrófono y dijo: -“lo siento pero toca decir una de nuestras frases preferidas”- Yo imaginé la de Maturana pero lo que escuchamos fue: -“jugamos como nunca y perdimos como siempre... sin embargo yo compre 4 canastas de Águila que ni pal putas me van a dejar ahí... así que suene la música nojoda!”-

La batería, el bajo y la guitarra eléctrica empezaron a sonar para que a 2.600 metros de altura no quedara dura que Barranquilla no es necesariamente sinónimo de Vallenato y que Bogotá no seria posible si mas de 7 millones de colombianos no pisaran sobre el mismo asfalto... todos cantabamos...

“Mar,
lo que inspira es el sol
de nuestra Curramba
haz,
de tu vida amor y paz
en las payas del alma...”

1 comment:

Anonymous said...

Yo tambien conozco ese señor de los Bon Ice que se sabe todas las capitales.Una vez frente a la UA un grupo de compañero y yo perdimos y nos toco comprarle com 10 bon ice. por que parte de Bogotá vende? me gustaria verlo.