Real, muy real.



Nunca estuve tan borracho como ese día, aunque no estaba tan borracho como ella pensaba o quería pensar que estaba. Estaba exactamente tan borracho como me convenía, lo suficiente para que el lado egocéntrico de mi ser, es decir el 90% del mismo, me disculpara por las inmensas ganas que tenia de comerme a esa mujer.

Ni siquiera pregunto si yo queria dormir con ella pero sabia que quedarme en su casa seria inevitable. Yo no pregunte si era posible, todo se supuso como con miedo, como con ansias.
Cuando estuvimos en la misma cama, completamente desnudos descubrí lo que el 90% de mi ser presentia y temia. Grasa descomprimida, tumultos de pieles sudadas y carnosas, olorosas, excitantes, reales.

Como lo supuse, pesaba tres veces mi peso y estaba tan maravillada con mi cuerpo como yo con el suyo… tan lejano del que vende vestidos de baño, gaseosas y cuadernos escolares. Tan lejos de todo, tan cerca de mi, tan real que hasta lo podía tocar y hacer feliz.

Tal vez 80, 100 o 120 kilos de sueños concentrados, de deseos abultados. Me imagine el tamaño de su alma recubierta por esa gruesa capa de costosa realidad.
Entre en ella con el temor real de perderme entre tantas carnes y así fue, a los 4 minutos me vine y mi poca borrachera acabo también. Lo lamente pero ella fue dulce, complaciente, tierna, amorosa, tan distinta a las demás… solo me pidió que la mirara.

Así lo hice, se toco como quiso, donde quiso y entendí cuanto gozaba de su cuerpo… extraño para algunos… maravilloso para ella, suficiente para mi.

2 comments:

Anonymous said...

hombre como asi ...tan solo 4 minutos ni la borrachera te dejo hacer un poco mas feliz a la gorda....te veo mal muchacho...

Anonymous said...

muy bueno el cuento alfredo!