Barcelona me tienes tragao, aunque aun no te amo.



Barcelona es una mujer encantadora, como la mayoría de las de su especie.
Mujer vieja, joven, niña, mujer sucia, mujer limpia, sus venas la atraviesan trenes repletos glóbulos cansados pero llenos de sueños, de alegrías, deseos y malos olores. Glóbulos rojos, blancos, negros, amarillos, latinos y arabes.
Mujer seductora, casi suicida, te puede atrapar, deslumbrar, llevarte a la altura infinita, desde donde se pueden ver castillos, puertos, aviones y el mar mediterráneo. Sus dos tetas inmensas, paradas, Montjuic y Tibidavo. Su vibrador siempre listo, ratifica que no necesita de nadie, por eso también tiene su propia lengua, su propia identidad, por eso no se parece a ninguna, por la posibilidad de hablar en su propio idioma y en el de los otros.

Barce es de esas mujeres que provoca recorrerlas, de esas mujeres inagotables, irrepetibles. Que te muestra algo nuevo en cada esquina.
La visitan hombres, mujeres, gays, lesbianas y travestís de los cinco continentes. Barcelona tiene la madurez de la experiencia y la visión de futuro que quisiera el mundo.
Barce también es de esas mujeres con callejones sin salida, manipuladoras, tan irreverentes como egocéntricas. Tan fría como caliente.

Barce tiene para los hombres todo lo que ellos aman, cervezas, sexo y el mejor equipo de fútbol del mundo.
Barcelona nunca deja de ser ella, de ser mujer, de ser equilibrio entre mar y montanas, entre lo gótico, lo neo-hippie y lo postmoderno. Barcelona te embruja, se te mete el pecho y te pone a correr a su velocidad, a vivir a su ritmo. Un ritmo en el que los ancianos tienen su espacio para el descanso, para sacar a pasear la soledad a un parque un ritmo en el que los niños pueden aprender varios idiomas, fumar porros ser felices.

1 comment:

Anonymous said...

Ni una mentira en esta historia...
Es la mejor expresion escrita de Barcelona que he visto. Gracias