En su cabeza

En su cabeza tenía incrustado el deseo, el sexo. Piernas, tetas y culos revoloteando todo el tiempo, chorreados de placer. En su cabeza el tenía avaricia, mucho dinero y ansias de poder. Viajes, lujos y drogas. El tenía sueños y cuentos, los cuadros de Dalí, las poesías de Bukowski y varias películas de Lynch. Un día cualquiera, todo se fue con ella a donde otro. Hoy, en su cabeza sólo está la furia de ella, la de sus caricias, la de sus lágrimas. En su cabeza hoy solo está ella, con sus sonrisas y sus mentiras, con sus caderas morenas y sus piernas entre las piernas de ese artista millonario y mentiroso, sin nada en la cabeza.

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