Había una vez una diminuta rana que andaba brincando y cantando feliz, cuando por un descuido, cayó en una vasija con leche. Primero le gustó y nadó un rato, pero al poco tiempo empezó a desesperarse, no podía sostenerse más y necesitaba salir. Lo intentó una vez, dos veces, tres veces. Las paredes eran muy altas y su cuerpo resbalaba. Pensó en la muerte y se angustió, pero reconoció que si dejaba de moverse su final estaría más cerca, entonces se movió y se movió. Pataleó, brincó, chapuceó, nadó, gritó, peleó, lloró pero no se detuvo. Y pasaron los minutos y las horas, los días y las semanas. De pronto sintió que no tenía más fuerzas y que todo acabaría, pero siguió moviéndose con la misma pasión, resignada a morir dando la pelea, entonces, en aquel último instante, la leche se convirtió en mantequilla y la diminuta, pero valiente rana, pudo saltar.
*Esto no es más que una vieja historia, me la contó My Big Fish, cuando tenía unos 11 años... nunca la olvidé.
4 comments:
No entendi el cuento... jajaja
PD: Que Foto Tan Coleta!!! jajaja, la vacila. esta bien bakna.
PD 2: DHARMA
JAVIER
¿Y nadie se tomó el vaso de leche?
¿Entonces para qué lo sirvieron?
Reciba un saludo lactoso desde Don Blog Pérez.
En catch me if you can eran dos ratas
Muy buenoooo!!!!!!!!
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